Describo esta newsletter como un pequeño resumen, embellecido, de las notas de mi iphone de la última semana. Esas notas son pensamientos que aparecen sin avisar o conclusiones que saco de episodios que protagonizo o presencio. Y resulta que al leer las dos que llevo, he caído en la cuenta de que mi compromiso con el detalle me ha hecho de nuevo enrollarme con un solo tema y no cumplir con el propósito inicial de este proyecto. Puede que en las próximas entregas vuelva a incurrir en el mismo desvío, pero hoy voy a hablaros de forma escueta sobre algunos temas en los que he pensado durante los últimos siete días:
LA MUERTE- Me gusta fijarme en cómo se relacionan las personas con la muerte. Con la certeza de la propia y con las ya resueltas o inminentes de sus seres queridos, conocidos o celebridades. Creo que quienes más dicen reírse de ella, aquellos que más frivolizan con su llegada, son los que más le temen. Mientras nos burlemos de ella y la nombremos, seguro que la tenemos más lejos. Como cuando cuentas un mal sueño, para asegurarte de que no te pasa. Una de las formas más categóricas de dividir a la humanidad es diferenciar entre aquellos que cuentan con la suerte de la espiritualidad para procesar el fin de la vida y a los que no nos queda otra que no pensarlo demasiado y recurrir a respiraciones profundas que nos anclen al presente para huir de la obviedad de un final rotundo e irrevocable, del fundido a negro definitivo.
CONDUCIR- Hay situaciones cotidianas que nos definen de forma extremadamente fidedigna. Por ejemplo, cómo te comportas cuando vas conduciendo y un coche de autoescuela te entorpece el tráfico. Cómo actúas en ese momento. Si respetas, le das espacio y apartas tu mano del claxon y tu pie del acelerador, eres una bellísima persona, o al menos estás en relativa paz con la vida, si por el contrario protestas, le incomodas y le adelantas de forma agresiva, igual te faltaron abrazos de pequeño. Hay muchas más, pero comentaré una segunda y fin:
Dime cuánto te implicas cuando nace el octavo hijo de tu pandilla de amigas y te diré qué tipo de amiga eres, cuando se ha esfumado la novedad, cuando tú ya tienes dos, cuando estás de fotos de cordones umbilicales hasta el gorro. Lo mismo con el entusiasmo que muestras cuando te habla de manteles la que se casa en séptimo lugar.
LA VEJEZ-Otro asunto que me interesa mucho y por el que me resultaría terriblemente injusto que mi vida terrenal acabara de manera prematura es la vejez. No entiendo, de verdad, a aquellos que insisten en frenarla de manera absurda y, en la mayoría de los casos, ridícula. Este verano leí Las gratitudes, de Delphine de Vigan, y aunque estoy de acuerdo con esa inmensa mayoría que dice que es un libro precioso, disto un poco del esbozo hartamente desfavorable que la autora hace de la última etapa vital. Si bien la limitación física, los dolores, el miedo a la muerte o la memoria menguante son aspectos que hacen de la vejez un horizonte gris, la libertad y el tiempo libre del que durante ella se suele disfrutar, son dos bienes difícilmente conquistables en otros momentos de la vida. Y aunque sé que es difícil llegar con el corazón y la dignidad intactos tras haber sufrido los reveses de toda una vida, confío en verme de viejita en vaqueros, con dos trenzas, leyendo o regando plantas y quedando con mis nietos a las 18h en el metaverso.
AY, EL AMOR- En el documental sobre su vida, Joan Didion es preguntada por su sobrino Griffin Dunne, sobre si había estado realmente enamorada de su marido, el también escritor John Dunne, “no lo sé, el enamoramiento no ha sido un tema que me haya interesado nunca” contesta ella, dándole una bofetada al imperativo romántico e impidiéndonos situarla en ninguna dimensión de nuestras posibles realidades a aquellos que conocíamos el profundo dolor que le provocó la muerte de Dunne y que relata en su obra El año del pensamiento mágico. “Yo sólo sabía que a mí me gustaba la idea de estar toda la vida con una misma persona. Levantarme y que esa persona fuera John me hacía feliz” ¿Y qué queremos, señores? ¿Que alguien se vuelva loco por unas caderas que ensancharan, por una sonrisa que se desdibujará o un ánimo que finalmente se terminará agriando? A mí la respuesta de Joan me resultó preciosa. Ojalá mi marido esté siempre convencido de querer pasar toda su vida conmigo. En el enamoramiento cabe la duda, en el convencimiento, sin embargo, hay espacio para la intención y para mucho amor.
EL ALGORITMO-
(Según la RAE)
algoritmo
Quizá del lat. tardío *algobarismus, y este abrev. del ár. clás. ḥisābu lḡubār 'cálculo mediante cifras arábigas'.
1. m. Conjunto ordenado y finito de operaciones que permite hallar la solución de un problema.
2. m. Método y notación en las distintas formas del cálculo.
(Según yo)
El algoritmo es eso que hace que la persona o la crema en la que has pensado te salga sugerida en una red social.
Yo creo que el algoritmo siempre ha existido y que la red social no ha hecho más que perfeccionar lo que ya era la voluntad del universo, o lo que es lo mismo, el puzzle perfectamente encajado de una infinidad de voluntades individuales.
Te explico: en 2005 tú pensabas en él, era jueves y entre apuntes de química acordabas con tu amiga la ruta de pubs que seguiríais la noche siguiente, cuidadosamente seleccionados tras un estudio minucioso de los hábitos lúdicos del chico por el que cada una estaba colada en ese momento. Además, sabías que el que a ti te gustaba, Pedro, pasaba por casa de su abuela a recoger croquetas después de entrenar todos los martes y jueves. Justo al lado de casa de su abuela está la tienda en la que compras las horquillas con las que recogerte el moño del viernes, ¡qué casualidad! Dejas los apuntes y contáis las monedas que tenéis para coger el bus e ir por las horquillas. Andaríais hasta la siguiente parada que, casualmente, estaba al lado de la casa del primo de Pedro, que igual estaría fuera con su novia y podríais saludarlos y contarles que mañana iríais al Pub X a eso de las once. Eras las reina del BIG DATA. Si además, el interés era recíproco y Pedro había hecho su tarea, con cálculos y operaciones para conocer tus coordenadas y movimientos en las próximas 48 horas, eso estaba hecho: os veríais o a la salida del entrenamiento, o la noche siguiente o en algún otro probable escenario en el que uno de los dos, o los dos, habríais calculado encontraros. Y qué queréis que os diga, pero a mí me da pena que la juventud de ahora se ahorre toda esta aventura y la deje en manos de instagram.
Feliz fin de semana a todos. ¡Un abrazo!